Arranca la investigación del asalto al Capitolio

Comisión especial arrancó este martes con los testimonios de cuatro policías, que narraron las consecuencias psicológicas de la toma del edificio por parte de seguidores de Trump

Los conflictos generados por un agresor externo tienen siempre una solución más fácil que los que proceden de la división de la propia sociedad de un país. El Congreso de Estados Unidos no tuvo mayor problema para crear una Comisión especial que investigara la matanza del 11-S.

Pero la Comisión que estudia el asalto al Capitolio del 6 de enero, y que este martes celebró su primera reunión, ha estado marcada por la controversia acerca, primero de su conveniencia o no, y, después, de quiénes deben ser sus miembros. Con pocos republicanos – y ninguno de los que están, defensor de Trump – los resultados de la investigación de la Comisión sobre lo que su presidente, Bennie Thompson, calificó de “asalto a la democracia y a las fuerzas del orden” ya están sabidos desde ante de que comenzaran las sesiones.

Pero eso no ha quitado ni un ápice de emotividad a la primera sesión, en la que prestaron declaración cuatro policías, que narraron tanto la brutal entrada de 800 personas en el edificio del Capitolio como las consecuencias psicológicas que esa acción, sin precedentes en la Historia de Estados Unidos, les ha dejado.

Los agentes describieron de manera larga y detallada, y no exenta de emoción, la violencia llevada a cabo por los seguidores de Donald Trump aquel día. El policía Aquilino Gonell, estadounidense nacido en República Dominicana, recordó cómo los asaltantes le habían gritado “¡tú no eres estadounidense!”.

Su compañero Daniel Hodges dijo que los asaltantes le habían invitado a unirse a ellos porque “eres mi hermano”, ya que es de raza blanca, y expresó el detalle sarcástico de que los manifestantes se autoproclamaran cristianos y defensores de la policía – tanto en sus eslóganes como en sus pancartas – mientras llevaban a cabo acciones violentas contra las instituciones más fundamentales de la democracia del país. Hodges se refirió repetidamente a los asaltantes como “terroristas”.

Uno de los momentos más tensos fue la intervención de otro policía, Michael Fanone, que explicó cómo había sido linchado por la turbamulta. “Me quitaron la placa, la radio, y la munición, y me empezaron a dar puñetazos y a golpearme con lo que me parecía que eran objetos metálicos”, recordó. Uno de los asaltantes gritó entonces “¡quitadle la pistola! ¡Matadle con su propia arma!”.

Fanone sufrió un traumatismo craneoencefálico durante el asalto, y, posteriormente, un ataque cardíaco que, según los medios de comunicación estadounidenses, se debió a las consecuencias de la paliza que sufrió. Las consecuencias de la violencia contra en el Capitolio en los policías han sido controvertidas. Durante meses, se afirmó que un agente había fallecido al día siguiente del ataque como consecuencia de éste, pero la autopsia descartó esa posibilidad.

En todo caso, la sesión estuvo llena de recriminaciones de los policías a los representantes y senadores por lo que consideran ha sido indiferencia absoluta hacia las secuelas del ataque y, lo que es más grave desde el punto de vista institucional y político, la abierta simpatía con la que una parte de los legisladores, y el propio ex presidente Donald Trump, han visto el ataque al Congreso, por el que alrededor de 5.365 personas han sido detenidas y están siendo juzgadas y condenadas a penas de cárcel.

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